Lo que me cuenta sucedió una tarde a principios del curso 1975-76. Acababa de ser nombrada Directora del Instituto y los del equipo directivo decidimos dar a conocer el Centro no solo en La Rambla, sino en los pueblos cercanos de los que recibíamos alumnos -Montalbán, S. Sebastián de los Ballesteros y Santaella-. Me dice Pedro que, a propósito de la relación que se han inventado algunos miembros del PP entre la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y ETA, se acordó de una anécdota de aquel día, que me concierne. Me escribe Pedro:
“En Montalbán, hace décadas, había un cine-teatro. Fuiste allí con otros profesores del Instituto de La Rambla, para hablar sobre la necesidad de que las familias enviaran a sus hijos al Instituto. Hablaste de la necesidad de la formación, del derecho a la educación, de la igualdad entre niños y niñas...Y entre el público estaba un funcionario del Sindicato Vertical franquista, sentado a mi lado, que pocos años después resultó condenado por robar las aportaciones al Régimen Especial Agrario que le pagaban los jornaleros... y fue a la cárcel. ¿Sabes lo que dijo sobre ti, al final de aquel acto que promocionaba la formación de la juventud montalbeña?: -¿Cómo puede hablar azí una muher? Eza tía zeguro qu'es de la ETA.” Le contesté a Pedro que recuerdo nítidamente todo lo que sucedió aquella tarde en Montalbán y especialmente otra anécdota que le conté en el siguiente mensaje:
Nos presentamos en Montalbán los profesores y recorrimos el vestíbulo del teatro en medio de un pasillo de madres y padres. Como yo había oído que tenía fama de rara o moderna, me arreglé a propósito, estilo señora vestida de domingo, con un traje color naranja de chaqueta y falda, de una tela de punto de seda y tacones gordos, como se llevaban entonces. Antes de mí entró una profesora de Literatura, Mª Sierra Peña, que iba informal, al estilo hippy, con vaqueros; cuando yo pasaba oí que unas madres decían, refiriéndose a ella: -Mírala, esa é la dirertora ¿no ves cómo va? Lo que no(s) han dicho, é una desastrá. (No sé si fue exactamente esa palabra u otra más despectiva).
Y Pedro termina la conversación on line con un mensaje que supone un regalo impagable para quienes nos hemos dedicado a este trabajo: “Que sepas que, a raíz de aquella actitud de los profesores del Instituto, tanto yo como mis tres hermanas terminamos estudios universitarios; y otros muchos chavales y chavalas de Montalbán.”