viernes, 7 de enero de 2011

SULAYR



Vista desde la ciudad de Granada, Sierra Nevada resulta sorprendente, más aún cuando, después de las primeras grandes nevadas del invierno y oculta por las nubes durante algunos días, una mañana de sol, aparece con todo su esplendor blanco y reluciente. Alguien que ha visto el Mont Blanc, desde Ginebra, me dijo que es más impresionante esta sierra, porque desde la llanura de la vega de Granada, se levanta como una inmensa pared. Aunque se pase una contemplando la Sierra Nevada durante cincuenta años, siempre la encontrará nueva y admirable.

Los musulmanes la llamaban Yabal al-Taly, (“Monte de nieve”) y también la nombraban como Yabal Sulayr (“Montaña del Sol”, que es a su vez una derivación del latín: “Mons Solaris”), según un poeta del siglo X: “el sol brilla hasta deslumbrar la vista, reflejado en las perpetuas nieves”.

Con el frío y ante tal panorama, he recordado un poema humorístico titulado “Sulayr”, de un poeta árabe del siglo XII:

SULAYR (SIERRA NEVADA)

En vuestra tierra bien se puede
dejar la oración y beber vino
-aunque esté prohibido-
e ir así al fuego del infierno,
más suave y amable que Sierra Nevada.
Cuando en ella sopla el viento del norte
¡feliz quien al fuego pudiera acogerse!
Digo -y no me arrepiento de decirlo-
lo que ya antes dijo otro poeta:

“Si tengo que ir al infierno
un día como éste sería el apropiado”.

(Traducción de Francisco Ruiz Girela)

Si este poeta fuera actual caería sobre él la fetua de pena de muerte por impío.

6 comentarios:

  1. El imán de Huenes8 de enero de 2011, 20:56

    Como la eternidad termina por aburrir, cambiar de casa, según estación, puede resultar 'diver'. Casita de verano en la nieve, casita de infierno, en la estación gélida.

    ResponderEliminar
  2. Esta mezcla de erudición, arabismo y poesía transgresora es puro magnetismo: ¡Atrae "al" imán!

    Saludos desde El Califato, María Victoria.

    ResponderEliminar
  3. La montaña en Granada es ciertamente mágica. Paseando por la ciudad se van descubriendo diversas vistas a cual más impresionante. Hoy se veía cómo el viento levantaba la nieve creando como una gélida bruma. Cuando anochece, se pone de color rosa chicle, ¡otro espectáculo! Conozco a alguien que tuvo su primer accidente de coche al contemplar, imprudentemente mientras conducía, la primera nevada del invierno, y el magnífico brillo que desprendía la soberbia montaña... No fue siniestro total, pero casi. Si uno se ha de 'siniestrar', mejor que sea mirando al 'gigante blanco'...

    ResponderEliminar
  4. ¡Cuanto os agradezco vuestros sabrosos comentarios! Tanto Miguel como al imán del monte -¿ermitaño?- poseen un don especial para jugar con nuestra hermosa lengua del "sí". E Iria, también, un dominio de la misma.

    ResponderEliminar
  5. A mi el inmenso desierto blanco que se nos muestra claro y casi al alcance de la mano en los días en los que el viento de poniente limpia el cielo, mis pensamientos son mas mundanos.
    Pienso:
    Coño!! Si me dejará un helicóptero ahí en medio en bermudas y chanclas de verano, que poco duraría!!!

    ResponderEliminar
  6. Gran Junior, ¡qué pensamiento tan original! te pones en lo peor, no te salvaría ni una botella de "Havana Club" ni otra de ron de Motril...Gracias por el comentario, muy poético, por cierto.

    ResponderEliminar