jueves, 26 de mayo de 2011

EN LA PLAZA

                                Pl/ del Carmen (Granada) 20-V-2011
                              Foto: María de la Cruz.  Diario "Granada Hoy"

Hasta un grupo de chicas y chicos de la ESO de 15 años llegaron a la Puerta del Sol, por sugerencia de su “indignada” profesora. Tardaron dos horas en atravesar la gran plaza, desde la calle de Sevilla hasta la Arenal, empapándose de multitud. Como en el poema de Vicente Aleixandre “En la Plaza”:
Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo,
sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,
llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado”.
Poema sobre el que yo había leído que, aunque lo compuso en 1952, tuvo su origen en la marcha del pueblo madrileño, que el 14 de abril de 1931 se encaminó a la Puerta del Sol para celebrar la proclamación de la II República. Algunos críticos opinan  que el poema no tiene que ver con ese momento, pero, se non è vero, è ben trovato. Lo que sí es cierto es que el poema de Aleixandre es una celebración de la solidaridad, una llamada a la convivencia pacífica.
Los jóvenes “acampados” han dado ejemplo de ella a muchos mayores y, sobre todo, a los políticos -que han hecho oídos sordos-. Ejemplo de cómo se puede hacer política verdadera desde el ágora, con su orden, su organización, su limpieza, su no-alcohol, sus asambleas y sus propuestas, muchas de las cuales hacemos nuestras y reclamamos desde hace años. ¿No es ejemplar que no haya habido ningún disturbio? ¿que no hayan tenido que intervenir las fuerzas del orden?
En Granada, era conmovedora la afluencia de los mayores a la plaza para informarse y debatir con los jóvenes, para apoyarlos, para contarles viejas historias e ilusiones: unos señores hablaban sobre Ángela Merkel, que quiere que los españoles trabajemos más; a una señora de setenta y tantos le ofrecían una silla, porque quería formar parte de la asamblea, a otra, en silla de ruedas, la acercaba su hijo…
“Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia[…]
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse”.

viernes, 20 de mayo de 2011

“NO ÉS AIXÒ, COMPANYS, NO ÉS AIXÒ” (No es esto, compañeros, no es esto)

Una performance en la Puerta del Sol


        “Para cambiar la realidad hay que ir a votar”, afirmó optimista un político, con un importante cargo, en la SER; lo dice, pero no se lo cree, como no lo creen millones de ciudadanos españoles y los miles de personas, sobre todo jóvenes, que los representan y ocupan plazas de toda España: la del Obradoiro, la de Cataluña, la Puerta del Sol o la del Carmen, en Granada. Protestan bajo lemas como: “Os estamos quitando las máscaras”, “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir” o “Non é unha crise, é unha estafa”.
No creen que los políticos de los dos grandes partidos quieran cambiar nada, aunque los tiene desconcertados y trémulos la protesta pacífica. Ellos, de espaldas al pueblo, con máscaras y tapones en los oídos, han acumulado “potestas” (poder), pero no “auctoritas” (autoridad), como decían los romanos, la han perdido sobre todo en el sinuoso camino de la última legislatura. Ya se explicaba esto en uno de los textos más antiguos del castellano, el verso del Poema de “Mío Cid”: “Dios, qué buen vasallo, si oviese buen señor”; los ciudadanos españoles son los buenos vasallos que los señores no merecen. 
Las reclamaciones de los jóvenes indignados las expuso recientemente el anciano de 93 años Stéphane Hessel, veterano de la Resistencia francesa, en su libro “¡Indignaos!”, (marzo, 2011), en donde afirma: “El motivo fundamental de la Resistencia fue la indignación. Nosotros ape­lamos a las jóvenes generaciones a dar vida y trans­mitir la herencia de la Resistencia y sus ideales. No­sotros les decimos: coged el relevo, ¡indignaos! Los responsables políticos, económicos, intelectuales y el conjunto de la sociedad no pueden claudicar ni dejar­se impresionar por la dictadura actual de los merca­dos financieros que amenaza la paz y la democracia. Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es un valor precioso. Cuando algo te indigna como a mí me in­dignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido. Pasas a formar parte de esa corriente de la historia, y la gran corriente debe se­guir gracias a cada uno. Esa corriente tiende hacia mayor justicia, mayor libertad, pero no hacia esa li­bertad incontrolada del zorro en el gallinero. Esos derechos, cuyo programa recoge la Declaración Uni­versal de 1948, son universales. Si os encontráis con alguien que no se beneficia de ellos, compadecedlo y ayudadlo a conquistarlos”.
Y los jóvenes, con sus sentadas pacíficas en las plazas, quieren conquistar esos derechos universales, con una actitud admirable que desestabiliza la prepotencia de los grandes señores de la política y la economía no sólo de España sino de Europa. Es una protesta que nos llena de esperanza a las personas que trabajamos en el franquismo y durante la transición para lograr la democracia y ahora nos encontramos con que “No és això”, no es esto, como cantaba Lluis Llach en una conmovedora canción:

No es esto compañeros, no es esto
por lo que murieron tantas flores,
por lo que lloramos tantos anhelos.
Quizás debamos ser valientes, otra vez
y decir no, amigos míos, no es esto.



martes, 10 de mayo de 2011

EL TÚMULO DE MARATÓN

Túmulo de Maratón  (abril, 2011)


Cuando dejaron de interesarme los cuantos infantiles hacia los 10 años, una de mis primeras lecturas fue una revistilla ilustrada con dibujos titulada “Florita”, que ya me parecía entonces una cursilada, sobre todo cuando mi tía Carmen puso en mis manos un ejemplar de "El Capitán Trueno", que seguí leyendo semanalmente durante mucho tiempo. Me absorbían las aventuras del Cruzado protagonista, héroe al que espera su amada Sigrid, que recibiría de cuando en cuando su homenaje. Después vinieron  los grandes clásicos de la aventura: Julio Verne, Emilio Salgari y “La isla del tesoro” de Stevenson, entre otras. Muchas mujeres nos hemos iniciado como lectoras a través de ellas, que son novelas tildadas de universales, universalidad en términos específicamente masculinos. Y nos veíamos obligadas a identificarnos con los héroes que cabalgan, atraviesan continentes y se van lejísimos, porque el mundo de ellos era más atrayente, ya que las coprotagonistas realizan sólo el papel pasivo de esperar a los hombres. Aparecía más apasionante ese mundo masculino, pero no era el nuestro. Por lo que, a lo largo de nuestra vida lectora, hemos ido aprendiendo a leer como mujeres, que sería como rasgar de delante de nuestros ojos los siete velos que nos ha colocado la ideología patriarcal y poder fascinarnos ante lo que leemos o poder indignarnos.
No recuerdo las de Salgari, sí las otras citadas y no me indigno, me ha quedado la admiración por los escritores que me han regalado el placer de la lectura y por sus héroes y, como un poso inolvidable, las historias de los héroes verdaderos. Una de éstas me ha sido rememorada hace unos días, cuando un guía griego, estudioso de la historia de su patria, explicó con detalle, en la llanura de Maratón, la batalla que ganaron los atenienses contra los persas hace 2500 años (490 a.C.). El ejército de los persas contaba con 70.000 hombres frente a sólo 10.000 atenienses. Es conocida la estrategia del general ateniense Milcíades, consistente en reforzar los flancos de la tropa y hacer avanzar a la carrera a un menor número de hoplitas en el centro. Los persas avanzaron en gran número hacia los corredores atenienses y, mientras se producía el choque, los flancos griegos aprisionaron a los persas, muchos de los cuales retrocedieron hacia el mar y fueron atrapados a miles en las marismas, otros, que intentaban llegar a los barcos, fueron abatidos por los hoplitas (estrategia del cangrejo, la llama algún historiador). Según los historiadores griegos, las bajas de los persas fueron 6.400 y los atenienses perdieron a unos 200 hombres solamente.
En Atenas ancianos, niños y mujeres esperaban angustiados el desenlace de la batalla,  ya que los enemigos habían jurado que, tras vencer a los griegos, saquearían  la ciudad, violarían a las mujeres y sacrificarían a los niños. Ante esta situación, las mujeres decidieron que, si no recibían la noticia de la victoria griega antes de la puesta del sol, matarían a sus hijos y se suicidarían. El tiempo apremiaba, por lo que Milcíades decide enviar a su soldado mas veloz, el corredor Filípides, a dar la noticia a la ciudad. Maratón, situada al noroeste de Atenas, dista de ella 42 kms., que el soldado recorrió en poco tiempo, llegó tan agotado que sus fuerzas sólo  le permitieron pronunciar ua palabra: "¡Nίκη!" (Niki, victoria) y cayó muerto. A los héroes de Maratón -incluido Filípides- se les concedió ser enterrados en el campo de batalla, y hoy, en la llanura,  destaca el túmulo erigido sobre la tumba. Quizá sea legendaria la proeza del corredor, pero es cierto el enterramiento, ya que en el XIX la tumba fue excavada por arqueólogos alemanes.