domingo, 3 de abril de 2011

GALANTIS Y ARÍSTIDES

Moda 2011
Raro es el día en que una no se encuentra a alguna señora en torno a los 60 años, que no vaya embutida en alguna prenda con estampado de leopardo. Diariamente veo subir al autobús a una oronda dama que unas veces lleva unos “leggins” de tal estampado y un chaquetón a juego y otras aparece  con un gran bolso de lo mismo, aunque no mantiene el conjunto su carrito de la compra, que es liso de color burdeos. Ayer, en unos grandes almacenes, otra señora de las mismas características, llevaba fular, botas y cuello de tan preciado animal -aunque sucedáneo- y se dedicaba a descolgar de las perchas todo leopardo que encontraba, cargarlo sobre el brazo izquierdo y, con cara de obsesa, dirigirse a los probadores.
Por lo que veo, se trata de la misma obsesión de muchas chicas jóvenes; rastreando el tema en la red, me he encontrado con el siguiente mensaje de una joven argentina: Hola chicas! a mi me encanta el leopardo!!! me parece de lo más... yo tengo una camperita (chaqueta) en fondo rosa degradé que es hermosa, también una remerita (camiseta) de corte retro strapless (sin tirantes) que queda bárbara para la playa, otra que tengo para salir en fondo gris
Puede que este gusto por el leopardo tenga que ver con el miedo ancestral a traspasar esa línea poco perfilada entre persona y animal, miedo que lleva a las mujeres a congraciarse  con los animales salvajes colocándose prendas que imitan su piel.  Esta preocupación ya se refleja en antiguos mitos, como el del nacimiento de Heracles, hijo de Zeus y de la mortal Alcmena. Hera, celosa, intentó retrasar el parto de la amante de su marido, pero la criada Galantis engañó a la diosa y nació el semidios; Hera castigó a Galantis transformándola en comadreja. En este mito interviene también la diosa Afrodita, en el momento en que la comadreja se enamora de Arístides y ruega encarecidamente a la diosa del amor que le devuelva su ser de mujer; la diosa accede a las súplicas y los jóvenes se casan. Pero la desgracia se cierne sobre Galantis la noche de bodas, cuando, desde el tálamo, actúa en ella su ser animal, al ver un ratón que corre, y se lanza sobre él para devorarlo; entonces Afrodita la convierte de nuevo y para siempre en comadreja.
Así este animal está sujeto al tabú en diferentes lenguas europeas, junto a unos veintitrés animales más. Se le adjudica en ellas nombres referentes a la mujer en diminutivo: en francés bellette, en italiano donnola, en portugués doninha, en gallego doniña y donicela, en danés bella y novia, en sueco niña bonita, en griego y albanés cuñada, etc. Se trata de propiciar al animal y conjurar el miedo.

6 comentarios:

  1. Muy bueno el mito Mariví, no lo conocía, ni su aplicación lingüística tampoco. La nomenclatura que más me gusta es la albanesa, jajaja. Por cierto, para que veas que la cultura gallega sigue en auge, en mi blog www.eljardindedamian.blogspot.com he colgado una cantiga que han creado dos alumnos míos. Está en español, pero es un primer paso.

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  2. Lo que es la memoria, amigo Damián: me acordaba de haber estudiado en la carrera -y ya ha llovido desde entonces- la semántica de Ulmann en que explicaba el lingüista el origen de la palabra "comadreja" y me acordaba además del mito, leído en un librito de mi padre de la colección Crisol, "La leyenda dorada de los dioses y de los héroes" del francés Mario Meunier. Así que corto, pego y coloreo.
    Gracias por tus palabras y por darme la llave de tus blogs. Salud y un abrazo!

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  3. Efectivamente, yo también he observado que hay mujeres adictas al leopardo en todas sus variedades: vestidos, abrigos, sombreritos, bañadores, etc, etc, pero mi teoría es otra y nada tiene que ver con los dioses. Simplemente he observado que hay un tipo de mujeres, cuya estética es barroca, muy pintadas, la mayoría rubias platino, provocativas y la mayoría de las veces horteras y come hombres. Desde muy jovencita me llamaban la atención. Recuerdo hace muchos años, tendría yo 20, estábamos de vacaciones en una playa de Castellón, Alcoceber, cuando aparecieron dos chicas francesas muy jóvenes, hermanas, teñidas de rubio, peinadas a lo Brigitte Bardot, con bañadores de leopardo, unos enormes bolsos también de leopardo, así como unos pañuelos en la cabeza del mismo estampado, que revolucionaron a los cuatro veraneantes que había entonces. Estas monadas vestidas de leopardo, me hicieron sentir como una cateta, con mi ropa de lo más monjil, recatado bañador con su ridícula faldita.
    Y no te cuento como eran los interiores!!, por aquellos tiempos nuestras bragas parecían hechas de esparto, "calzorras" las llamaban en el pueblo de mi padre, y no veas los sujetadores, llenos de ballenas. En fin, no podíamos competir con las francesitas. Aquello me traumatizó, fue la primera vez que me encontré frente a unas rubias despampanantes.
    Así que las mujeres leopardas para mí son sinónimo de vampiresas y, aunque no siempre alcanzan ese grado, hay muchas aprendizas, y observa, son todas ellas muy parecidas.
    Frente a tu erudita comparación, ésta me parece más frívola, pero creo que es más real.

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  4. Tirando de wikipedia, los leopardos "cazan preferentemente por la noche y acostumbran a pasar el día durmiendo entre la vegetación, en cuevas de otros animales o, a menudo, sobre la rama de un árbol al que trepan con agilidad a pesar del tamaño que poseen. Por lo general suelen evitar en lo posible la presencia del ser humano debido al temor que les infunde(...)"
    Vale más una definición de la wiki, que mil palabras. Si aplicamos la misma a las mujeres-leopardas, el asunto es bastante revelador:
    Duermen en las 'cuevas' de otros y evitan la presencia humana debido al temor que les infunden...
    Quizás toda ese disfraz felino sea para ocultar almas mediocres que necesitan de aderezo para no ser completamente invisibles.
    Un beso,
    Iria.

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  5. Se suelen operar de los labios. En el catálogo, el tipo de labio que se ponen aparece como "labio leopardino".

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  6. Petra, tu comentario es todo un análisis antropológico de las mujeres que sufrimos el nacional-catolicismo. Contaba mi madre que el cura, D. Eutimio, desde e púlpito, legislaba sobre la ropa interior que debían usar las feligresas jóvenes, cuatro prendas, a saber:sujetador, bragas, camiseta y combinación, (para disimular las turgencias). Y en el Pórtico de la Gloria, hay una santa, a la que, en cierta época, le limaron sus pétreos pechos, porque cerca está el profeta Daniel con una sonrisa de oreja a oreja -todavía sonríe, el pobre-. El análisis de Iria ya no pertenece a la antropología, más bien a la zoo..., qué dureza, pero llevas toda la razón. Bloguero, cuando les enseña el cirujano el catálogo de labios a las adictas, ellas eligen unos, pero les pueden salir leporinos, y entonces ya son unas lobas a lo Betti Davis.

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